¿Qué es la trata de personas o comercialización con fines sexuales?
La comercialización de personas es más habitual de lo que se podría imaginar. A nivel global, las redes de tráfico sexual mueven alrededor de 100.000 millones de dólares al año, una cifra que es solo superada por el negocio ilícito de drogas y armas. Pero en este caso, los seres humanos son el producto en venta, quienes deben complacer a otros sin poder decidir.
Desde el año 2000, el delito de trata de personas adquirió mayor relevancia y el marco jurídico internacional se endureció para evitar el aumento de los casos, hecho que obligó a las entidades gubernamentales de todos los países a replantear el enfoque que se tenía sobre el problema. Saber más sobre la explotación sexual y reconocer los factores que inciden en estos entornos, permite establecer intervenciones más acordes a las necesidades de las víctimas. En muchos casos, las personas que son comercializadas también son incriminadas como delincuentes.
La oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, (ACNUDH) en el folleto informativo número 36, se refiere a la trata de personas como: “el proceso por el cual se somete y mantiene a un individuo a una situación de explotación con ánimo de extraer de él un beneficio económico. La trata puede tener lugar dentro de un país o conllevar un desplazamiento transfronterizo.” Esta es una modalidad actualizada de esclavitud, en la que seres humanos son tratados como objetos que producen ganancias, pero no tienen control sobre sus decisiones y son sometidos a tratos denigrantes.
El 80% de las víctimas nacieron y crecieron en Estados Unidos
Al pensar en las víctimas, podemos suponer que son mujeres africanas, o de algún continente en vías de desarrollo, que viven en países empobrecidos e inseguros. Pero como lo indica el informe de ACNUDH, la trata no implica necesariamente un desplazamiento transfronterizo y si bien se evidencian casos de tráfico de personas a nivel mundial, en Estados Unidos esta no es la forma de explotación sexual más común. El departamento de Justicia de Estados Unidos afirma que más del 80% de las víctimas de trata de personas nacieron y crecieron dentro del país. El problema no se encuentra afuera, no llega desde lejos, realmente está incrustado en la raíz de la población y las consecuencias también se viven dentro.
Testimonios de mujeres que fueron comercializadas
En el documental de la cadena BBC, Cómo sobreviví al tráfico sexual en Estados Unidos, Susie, una sobreviviente, narra su historia, en la que se evidencia cómo el entorno agresivo y de abuso sexual la llevó a caer en un infierno, —como ella lo nombra—. Durante su infancia fue abusada física, sexual y psicológicamente por personas de su familia, incluso antes de cumplir 5 años. Atravesó innumerables dificultades y a los 15 años decidió vivir con su madre por primera vez, decisión que reconoce como la peor de su vida. “Yo solo quería ser normal, quería ser enfermera, tener una vida, quería una familia y siento que me robaron eso desde muy pequeña, nunca tuve esa oportunidad.” Al poner rostro a las millones de víctimas que son abusadas en el mundo, es fácil pensar que con mejores oportunidades, todas las mujeres como Susie no hubiesen atravesado ese camino de padecimiento.
Ante la carencia de afecto y trato digno, muchas chicas encuentran en sus proxenetas un refugio que ofrece protección y cariño, el hogar que nunca tuvieron, así esté mediado por golpes, violación y humillación. Bajo este contexto, las mujeres cumplen órdenes de los que creen son sus parejas y terminan en prisión, ese fue el caso de Susie, una chica a la que arrestaron por posesión de drogas mientras estaba “trabajando” para su proxeneta.
Existe un programa judicial que ayuda a las víctimas a renacer
La revictimización de las sobrevivientes es un asunto que se repite constantemente y las víctimas se encuentran acorraladas, sin salidas para huir del mundo que las consume. Pero las condiciones a veces pueden mejorar. En Columbus, Ohio, el Juez Paul Herbert entendió las razones que llevaron a algunas mujeres a ser acusadas por prostitución y tráfico de drogas, entonces decidió replantear la intervención judicial que se realizaba con ellas y fue así como inició el programa CATCH, en el que reconoce que estas mujeres vivían situaciones de opresión y sometimiento por parte de redes de tráfico que las explotaban, pero a través del apoyo psicosocial pueden reconstruir sus entornos afectivos para convertirse en sujetos productivos.
Esta posición plantea un panorama integral para reconstruir los espacios en los que estas mujeres han sido violentadas. El programa empieza en la corte cuando el Juez Herbert admite a las mujeres según su perfil. Asumir una independencia económica puede resultar un trabajo difícil, es por eso que consiguen un empleo con ayuda del programa y se proporciona un acompañamiento por parte de otras mujeres que han vivido el mismo proceso así como de tutores que están a cargo de ayudar a sanar en el área psicosocial.
El objetivo de iniciativas como esta es detectar y poner remedio a las prácticas discriminatorias que han permitido que los responsables de las cadenas de trata de personas continúen impunes mientras quienes sufren las consecuencias legales son las mujeres que se usan como objetos de comercio. Aún faltan muchas acciones por implementar, pero programas como CATCH dan esperanza a las víctimas. En #YoDigoNoMás visibilizamos iniciativas como esta para mostrar que las sobrevivientes no están solas y entre todos podemos alzar la voz y erradicar el abuso contra las mujeres y la violencia sexual.
Tu puedes hacer parte del cambio, súmate a este movimiento en nombre propio o de cientos de victimas que no han logrado encontrar su voz para pronunciarse en contra de este flagelo.
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