Por años Viriato sintió el dolor de no haber podido proteger a María del abuso sexual

Por años Viriato sintió el dolor de no haber podido proteger a María del abuso sexual

Mientras se estaba divorciando, la mamá de María tuvo que irse a vivir a los Estados Unidos y la dejó a ella al cuidado de su padre alcohólico. A los nueve años, María fue entregada por su padre a un amigo suyo y esa noche fue víctima de abuso sexual a manos de un hombre que la obligó a beber alcohol y posteriormente la violó durante toda la noche, dejando profundas heridas en su cuerpo y en su alma.

A partir de esa noche, Viriato se ha culpado por haber permitido que esto le pasara a su hermana, por años se ha preguntado por qué no se levantó y se fue con ella. A sus once años, él no tenía una noción muy clara de lo que había ocurrido, pero al entender todo lo que pasó se ha sentido culpable todo el tiempo.

Al ver que su padre llegó solo, después de haberse llevado en la noche a su hermana María, Viriato y uno de sus tíos salieron desesperados a buscarla. Y aún hoy recuerda con profunda tristeza cuando volvió a ver a su hermana y ella le dijo “Billy me destrozaron mi vida”.

“Nunca hablamos de esto”

Una vez llevaron a María de regreso a casa, Viriato empezó a entender lo que pasaba. Él no podía contener el dolor y la angustia que sentía y golpeaba las paredes mientras se recriminaba por no haber podido proteger a su hermana y no haber evitado que se la llevaran en medio de la noche. Pese a tener tan solo once años, él siente que estuvo en sus manos salvar a su hermana, pero no lo hizo.

Por muchos años, él ha sentido esa culpa y ha cargado con un inmenso dolor porque además, como él mismo lo indica, “nunca hablamos de esto”. Como suele suceder con frecuencia en nuestras sociedad, la mayoría de estos casos transcurren en medio de un silencio cómplice que no ayuda a la sanación de quienes han sufrido abuso sexual ni para reparar las rupturas que se causan al interior de la familia.

Y es que fueron 47 años los que necesitó María para decidirse a romper el silencio, años en los que no solo ella sufrió, también su familia se vio seriamente afectada por esos hechos. Y solo pasado ese tiempo María pudo conocer esa parte de la historia, pudo saber que también su hermano vivió tanto tiempo en medio del dolor y del silencio y entendió cuánto la amaba porque a partir de ese día él siempre intentó protegerla.

La libertad de romper el silencio

Para ningún sobreviviente de abuso sexual resulta fácil romper el silencio; sin embargo, este acto conduce a una libertad única y además permite conocer el dolor de esas personas cercanas que también tuvieron que sufrir este flagelo. Hablar siempre es un paso necesario que libera y que permite avanzar hacia la sanación.

Para Viriato, quedarse callado no es la cura y por eso resalta la importancia de hablar, de escuchar a las víctimas de abuso sexual y de encontrar la manera de darles apoyo porque esta pandemia silenciosa no solo afecta a la persona que sufrió la agresión, afecta también a las familias y a muchas personas.

No hay que quedarse en el pasado

Si bien el abuso sexual es una de las experiencias más traumáticas que puede vivir una persona, es importante romper el silencio e iniciar un proceso de sanación que no solo involucre a la víctima sino también a su entorno cercano. Permanecer en el dolor y quedarse como víctima no debe ser una opción.

En el Movimiento #YoDigoNoMas brindamos herramientas y educación para la concientización y prevención del abuso sexual, además brindamos apoyo a los sobrevivientes de abuso para que rompan el silencio e inicien su proceso de sanación. Te invitamos a conocer más sobre el Movimiento y a sumarte a nuestra causa. Y si sientes que has sido víctima de algún tipo de abuso, te ofrecemos un espacio seguro y de confianza para que compartas tu historia y juntxs digamos No Más.

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