Para evitar que el ciclo del abuso sexual llegara a su hijo, Suyli rompió el silencio
Cuando quedó embarazada, Suyli Aprosio, una profesora chilena, sobreviviente de abuso sexual en su infancia, decidió que ella no quería que el ciclo se repitiera con su hijo. Para poner fin a este flagelo que se repetía al interior de su familia, ella decidió contar que entre los 10 y los 17 años fue víctima de abuso sexual por parte de su padrastro.
Pese a que hay muchas cosas de su infancia que no recuerda, tiene presente que desde muy temprana edad su madre ya estaba con su padrastro y aunque no es completamente consciente de en qué momento empezó todo, sí tiene claro que siempre sintió miedo de él.
Muchos años de tortura
En el día que ella recuerda que empezó el abuso, ella tenía alrededor de 10 años y mientras se estaba bañando, su padrastro entró al baño y le dijo que tenía una araña, con ese pretexto le quitó la toalla y la puso frente a un espejo y empezó a tocarla. Posteriormente, la llevó a una habitación, se desnudó y la hizo acostarse sobre la cama, él se acostó sobre ella y hasta ahí llegan sus recuerdos, no tiene claridad de lo que pasó después.
De ahí en adelante, fueron frecuentes las situaciones inapropiadas como tocamientos, hacerla ver pornografía infantil, conversaciones sobre su cuerpo que no eran apropiadas para su edad y la invitación a tocarlo. Estas situaciones difíciles no fueron un hecho aislado, se repitieron de manera sistemática desde los 10 hasta los 17 años en la vida de Suyli y se detuvieron cuando ella inició su primera relación de pareja.
Todos los años en que Suyli tuvo que pasar por esta situación lo sintió como una tortura que se repetía permanentemente y frente a la cual no podía hacer nada, no podía negarse y tampoco era capaz de decir nada. Ella se sentía forzada mentalmente a hacer lo que él le decía que hiciera.
Calló para no destruir su familia
Su mayor temor siempre fue destruir su familia. Su mamá era madre soltera, ella no conoció a su padre hasta ser adulta. Y le aterraba la idea de dejar a sus hermanos sin un padre, pues para ella esa sería la consecuencia si se atrevía a hablar.
“Yo no quería quebrar mi familia. Voy a dejar a mis hermanos sin padre si es que yo hablo esto (…) si digo lo que está pasando voy a destruir la vida de mi madre”, eso era lo que ella pensaba y su principal motivación para permanecer en silencio por todos esos años.
Además, su padrastro realizaba una especie de terapias alternativas y solía hacer algo que se conoce como “abuso ritual” porque le hacía creer que ella tenía problemas de salud y que él la curaba a través de algunas cosas que le hacía. Esto acrecentó las experiencias de abuso de Suyli.
Ella recuerda que sentía mucho miedo y se preguntaba si ella era la culpable de lo que le pasaba, si ella de algún modo propiciaba aquellas vivencias. Para ella fue muy difícil llegar al punto de ser consciente de que ella no era culpable de nada, que el único culpable era su agresor. Ese hombre que se atrevía a hacerle tanto daño a una niña de tan solo 10 años. “Es muy difícil darse cuenta en el momento cuando estás viviendo la situación. Uno a veces guarda culpas por muchos muchos años”, señaló.
“Mi madre también fue víctima de abuso”: Suyli
Suyli relata que su madre confiaba ciegamente en su esposo y ,mientras ella salía a trabajar todos los días y regresaba muy tarde en la noche, encomendaba el cuidado de su hija a él y muy poco se enteraba de lo que pasaba durante su ausencia.
Al principio, Suyli sentía mucho odio y enojo hacia ella y la culpaba por lo que le había pasado. Se preguntaba constantemente por qué no se dio cuenta, por qué no la ayudó, por qué no la protegió, pero con el tiempo se dio cuenta de que ella también era una víctima en esta situación, que también experimentó el abuso sexual en su infancia y que probablemente aún no lo haya superado.
En este momento, Suyli afirma que ya no culpa a su madre por la experiencia traumática que vivió y que entiende que su vida ha sido muy difícil, pero no puede mantener una relación con una persona que decidió quedarse al lado de quien le hizo tanto daño.
Lo primordial es hablar
Para Suyli es esencial que las víctimas de abuso sexual hablen, en el momento en que la persona esté preparada debe hablar. Siempre habrá alguien que escuche y que pueda creer. Puede ser que esa persona no sea alguien de la familia, que sería lo esperado, pero siempre habrá alguien: un amigo, un profesor o, tal vez un individuo que no sea conocido pero que esté en la capacidad de validar las emociones y ayudar.
“El abuso es algo que te silencia, que no te permite hablar en el momento en que ocurren las situaciones”, indica Suyli, quien además es enfática en señalar que el proceso de sanación es muy difícil y que es importante que las personas en el entorno cercano de las víctimas de abuso sexual estén ahí, presentes, les crean y los ayuden.
En el Movimiento #YoDigoNoMas te invitamos a compartir tu historia si sientes que has sido víctima de abuso sexual. Queremos brindarte un espacio seguro y de confianza para que puedas romper el silencio y las cadenas del abuso sexual. Te invitamos a conocer más sobre el Movimiento y a sumarte a nuestra causa.
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