Luego de sufrir abus0 s3xual, Tirlena buscó apoyo en su comunidad religiosa pero sólo fue revictimizada

Luego de sufrir abus0 s3xual, Tirlena buscó apoyo en su comunidad religiosa pero sólo fue revictimizada

Durante un par de años, Tirlena se convirtió en víctima de abus0 s3xual. El padre de una amiga de su madre la introdujo a la sexualidad forzándola a ver pornografía y tocándola inapropiadamente. Esta experiencia, la llevó a consentir tener relaciones sexuales cuando todavía era menor de edad, lo cual tuvo unos efectos muy negativos en su vida.

Frente al deterioro de su salud mental, buscó la ayuda de la comunidad religiosa que frecuentaba, pero no recibió apoyo y, desafortunadamente, la situación empeoró para ella. Pero, la terapia psicológica logró salvar su vida.

La historia de abus0 s3xual

Cuando apenas tenía 6 años, Tirlena migró a los Estados Unidos. Ella y su madre fueron acogidas por la mejor amiga de su mamá que tenía un salón de belleza. Muchas veces, para que los niños no interfirieran en las labores del negocio, debían permanecer en un cuarto al fondo y, con frecuencia, Tirlena era la única niña en quedarse en ese lugar.

Durante dos años, el padre de la amiga de la madre de Tirlena aprovechó esos momentos para quedarse solo con la niña y t0carla inapropiadamente. A través de la p0rnografía, este hombre la “introdujo” al s3xo. Él solía decirle que eso era s3xo y que el hombre le hacía ciertas cosas a la mujer que le gustaban, y que debían hacerla sentir bien a ella también. Y mientras veían este tipo de contenido, empezaba a acariciar su espalda y luego tocaba sus part3s íntim4s.

No sabía cómo contar que sufrió abus0 s3xual

En ocasiones, Tirlena notaba que su perpetrador era muy carismático y aceptado por todos. Al ver que todos solían celebrarle todo, Tirlena no sabía cómo hacerle saber a los adultos de su entorno lo que estaba pasando, pues pensaba que nadie podría creer que esa persona tan respetada por todos, podría estar haciendo esto.

En una ocasión, ella le pidió protección a otro niño de su misma edad y aunque él se sentó en medio de los dos, el agresor continuaba tocándola, lo cual ella percibía como un recordatorio de que él seguía allí.

No recibió apoyo y, además, fue revictimizada

Tras la errónea introducción al s3xo que tuvo Tirlena, cuando tenía once años, ella conoció y empezó a acercarse al hermano de su mejor amiga. Ella, sintiéndose conocedora de temas s3xuales accedió a tener relaciones s3xuales con él. No obstante, al escuchar en su iglesia que “Dios no aceptaba el s3xo por fuera del matrimonio”, ella sintió que Dios no la amaba y decidió recurrir a algunos “guías espirituales” de su iglesia. “Ahí fue que de verdad se oscurecieron las cosas para mí”: aseveró Tirlena.

Ella tuvo que soportar varias sesiones de interrogatorios, en las que hombres adultos, sin la presencia de sus padres, le preguntaban incesantemente por los detalles de lo que ella había vivido. Todo el tiempo Tirlena se sintió culpable y, como si fuera poco, estos hombres decidieron decir públicamente, frente a más de 120 personas, lo que había pasado.

A raíz de esta experiencia, Tirlena sintió que la experiencia de abus0 s3xual que había vivido en su infancia, también había sido su culpa y decidió permanecer en silencio. Ella sentía que tenía en su frente una etiqueta que decía “Abús3nla a ella”.

La terapia le ayudó a superar el abus0 s3xual

Cuando sus días eran muy oscuros, Tirlena recurrió a su comunidad religiosa en busca de apoyo, pero no sólo no halló soluciones a la situación que estaba afrontando, sino que además, dicha comunidad presionó a sus padres para que no dieran aviso a las autoridades de lo que había pasado, le prohibió asistir a terapia y la llevó al aislamiento.

Pese a que por mucho tiempo Tirlena se caracterizó por ser una joven muy feliz, tenía el convencimiento de ser saludable, de tener a Dios en su vida y hacer las cosas como debía, ella se sentía profundamente triste. Durante una cita, los profesionales que la atendían indagaron sobre cómo se sentía y decidieron que era necesario que la atendiera una psicóloga. Para ella, esto fue muy valioso y salvó su vida.

En vigilancia constante

Tras esta experiencia de abus0 s3xual, Tirlena hoy siente mucha ansiedad cuando ve que otras personas se acercan a sus hijos. Ella no tolera ningún tipo de contacto que pueda implicar alguna vulneración hacia sus niños. Ella explica que vive en un estado de vigilancia constante.

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El mundo no se acabó para ti

Aunque por mucho tiempo Tirlena sintió que no tenía salida y que estaba completamente sola frente a la dolorosa experiencia de abuso sexual y revictimización que sufrió, ella es enfática en decirle a quienes ahora pasan por lo mismo “que son fuertes, que importan, que se deben valorar, que no se dejen callar de otras personas, que ese no es el final”.

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