Gracias a su padre, Ángela superó el abuso sexual y recuperó el amor por la vida
A los 4 años Ángela Riscanevo tuvo su primera experiencia de abuso sexual por parte del tío al que sus padres encomendaban su cuidado mientras ellos trabajaban como docentes. Pese a que por muchos años ella no pudo tener claridad de aquello que estaba experimentando, algo en su interior le decía que esto que estaba viviendo no estaba bien.
Por años Ángela guardó silencio sobre lo que le había ocurrido, pese a que su mamá le preguntaba con insistencia si le pasaba algo. No obstante, la falta de comprensión sobre lo que ocurría y de educación sexual, la llevaron a callar.
Cuando ya era una adolescente, Ángela tenía sueños recurrentes y además, por su desconocimiento, pensaba que aunque los eventos de abuso habían ocurrido entre los 4 y los 11 años, en cualquier momento ella podría quedar embarazada de su perpetrador. Recuerda que sentía mucho miedo y cada noche oraba para que esto no fuera a suceder.
El miedo la llevó a callar
Esos temores que siempre la acompañaban, empezaron a afectar la salud mental de Ángela. Ella empezó a experimentar síntomas de ansiedad y, finalmente, a los 15 años ella pudo entender que lo que había vivido había sido abuso sexual, pero el miedo al castigo que recibiría y el sentimiento de culpa, la llevaron a permanecer callada.
Aproximadamente desde los 9 años, la madre de Ángela le preguntaba si pasaba algo con su tío, a lo que ella respondía con negación. Ese fue el mecanismo de defensa que Ángela encontró para afrontar la situación: “en mi cabecita, básicamente, si yo lo negaba, no había sucedido”, señaló.
Adicionalmente, para evitar que los pensamientos o recuerdos del abuso le hicieran daño, Ángela solía omitirlos, solía asumir que eran una invención suya. Ella sentía mucha tristeza y un gran vacío que no lograba llenar y más adelante vería cómo esta experiencia afectaría más aún su salud mental.
La salud física y mental se vio afectada
En la actualidad, Ángela es nutricionista y una apasionada por el deporte y parte del interés que sintió por esta profesión tiene relación con los problemas de conducta alimentaria derivados del trauma que sufrió.
Tras la muerte de su madre, cuando ella tenía 15 años, los mecanismos de defensa que Ángela solía usar para bloquear los recuerdos de su experiencia de abuso sexual dejaron de funcionar. Ella se sentía inestable y no podía negar más lo que le había pasado. Solía llorar mucho, cayó en una depresión y luego empezó a tener problemas con la alimentación. Ella adoptó comportamientos de una persona bulímica para lograr sentirse mejor.
Empezar a sanarse
Siendo ya mayor de edad, Ángela intentó buscar ayuda, pero en varias ocasiones vio interrumpido su proceso porque no lograba conectar con psicólogos hombres. Así mismo, sentía que la carga que llevaba era muy pesada, empezó a autolesionarse y sentía que su vida no tenía ningún sentido.
Pese a que su papá siempre estaba pendiente de ella, Ángela se sentía inmensamente sola y en un momento de crisis, tuvo un intento de suicidio y estuvo internada en un hospital. Su padre se preocupó mucho al verla en el hospital y se puso al frente de la recuperación de su hija.
Una noche, en casa, Ángela lo escuchó llorar desconsoladamente y pedirle a Dios en oraciones que lo ayudara porque no entendía porqué su hija no quería vivir. El sentía que no le quedaban fuerzas para ayudarla.
Al escucharlo, Ángela tomó la decisión de que aunque ella no quería vivir, lo haría por él, que era el tesoro que le quedaba. Empezó a buscar historias parecidas a la suya, podcast y libros de superación personal, empezó a ejercitarse más y a centrarse en disfrutar de las pequeñas cosas. De este modo, ella logró avanzar hacia la sanación y hoy le debe a su padre la vida y el hecho de volver a sentir amor por ella misma.
Un mensaje para otros sobrevivientes de abuso sexual
Ángela invita a quienes también han pasado por la dolorosa experiencia del abuso sexual a no quedarse calladxs y a no sentirse culpables de lo que les sucedió. Para ella es sumamente importante hablar de la situación con personas de confianza, buscar ayuda y, sobre todo, es esencial escuchar esa voz interior que muchas veces ignoramos cuando nos alerta sobre lo que está mal.
En el Movimiento #YoDigoNoMas brindamos un espacio seguro y de confianza para que lxs sobrevivientes de abuso sexual puedan romper el silencio. Si sientes que eres víctima de abuso sexual y que estás listx, te invitamos a compartir tu historia.
De igual forma, somos conscientes de la importancia de la educación sexual como herramienta de prevención del abuso sexual. Te invitamos a conocer más sobre nuestro Movimiento y a sumarte a nuestra causa.
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