El matrimonio Infantil en Latinoamérica: Una violación a los derechos humanos
En la actualidad escuchamos cada vez más sobre violaciones a los derechos humanos, sobre marchas y peleas por la justicia y equidad; pero hay un elefante en el cuarto del cual se evita hablar, ya sea porque no se conoce suficiente del tema, porque se evita debido a la incredulidad de que siga sucediendo en pleno 2021, o peor aún, porque es una situación tolerada e incluso aceptada por la comunidad: el matrimonio infantil.
El matrimonio o la unión infantil sigue sucediendo alrededor de todo el mundo, pero América Latina y el Caribe están cerca de liderar las estadísticas debido a la frecuencia con la que sucede. Según la UNICEF, 1 de cada 4 niñas en América Latina y el Caribe se casa o une antes de cumplir 18 años. (2017)
Existen muchas razones o causas detrás de los matrimonios infantiles, desde el miedo de los padres a que sus hijas no consigan algo mejor y prefieran casarlas creyendo que así aseguran su futuro, o bien como una estrategia de las mismas niñas buscando escapar de la violencia o buscando evitar ser una carga para sus padres, hasta la doble moral que existe en la mayoría de los países latinos, en los que prefieren que las niñas que han tenido relaciones sexuales se casen que profanar el honor familiar que creen proteger.
Sea cual sea la razón por la que los padres o las mismas niñas aceptan este matrimonio o unión, fracasan en ver que lo único que hacen es perjudicar más aún el futuro de sus hijas, ponerlas en un riesgo tanto emocional como físico, y alimentar un ciclo vicioso en el que, tratando de escapar de la violencia o de una pobre calidad de vida, se encuentran con la misma situación, a veces incluso potenciada.
Muchos países están desarrollando planes integrales o propuestas de ley dirigidas a mejorar la situación, a darle una solución, y aunque es difícil saber que la mayoría de las soluciones están planeadas para ejercerse dentro de casi una década (planes para 2030), las propuestas, leyes y planes de desarrollo se reciben con esperanza.
Dentro de ese anhelo de mejorar la situación se encuentra la acción legal de El Salvador y Guatemala en 2017, en la que eliminaron todas las excepciones legales a la edad mínima para contraer matrimonio a nivel nacional; la edad mínima se estableció en 18 años. Por otro lado, Colombia se encuentra desarrollando un Plan Nacional que tiene como objetivo a largo plazo la eliminación del matrimonio infantil y las uniones tempranas. El Plan tiene pensado ejercerse por completo en 2030. República Dominicana y Belice se han unido a la causa realizando rutas nacionales, campañas y eventos culturales en los que dan a conocer el tema y otros que tienen como propósito la educación y el empoderamiento de las niñas.
Aunado a esos esfuerzos, el movimiento #YoDigoNoMás busca alzar la voz y unir a quienes quieran contribuir para contrarrestar esta y otras prácticas que afectan las vidas de miles de personas alrededor del mundo. Si le interesa unirse al movimiento o tener más información sobre cómo contribuir, visite el sitio https://yodigonomas.com/ (UNICEF, 2017)
Aunque todos estos esfuerzos son de ayuda para mantener el optimismo y la esperanza, y para seguir contribuyendo en lo posible a la causa, no son suficientes. Se necesitan no solo planes de acción inmediatos y leyes, sino esfuerzos dedicados a disminuir las causas raíz del problema. Se necesitan programas de educación integral en todos los niveles socioeconómicos (aún más tomando en cuenta que los matrimonios infantiles suceden con mucha más frecuencia en zonas rurales y niveles socioeconómicos bajos), y se necesita unión entre países, así como unión entre organismos gubernamentales y organizaciones que se dedican a la búsqueda de la calidad humana.
La situación de los matrimonios y uniones infantiles tiene muchas posibles causas, matices, implicaciones, consecuencias y posibles soluciones, y (aunque es imperativa la acción inmediata de los gobiernos y otros organismos) mientras se sigan realizando acciones para contrarrestarla, vamos por buen camino.
Tu puedes hacer parte del cambio, súmate a este movimiento en nombre propio o de cientos de victimas que no han logrado encontrar su voz para pronunciarse en contra de este flagelo.
Encuentra las múltiples opciones que tenemos para unirse al movimiento y hacer que tu voz se escuche.